jueves, 15 de mayo de 2008

Una Capullita

Quien iba a pensarlo mi Capullito.
Quizá la vida estaba en deuda conmigo.
Quizá yo se lo debía a la vida.
Lo cierto es que te soñé en silencio durante largos 20 años.
Y vienes.
Y vienes. Y ahora entre que se me cae la sonrisa sola y entre que me da la desesperación de no saber cómo lo iré a hacer.
Y confío en que la naturaleza astuta me va a poner en el corazón la sabiduría suficiente y necesaria para hacer las cosas bien.
Eso espero.
Eso espero entre mi brutalidad y mi poca destreza, entre mi falta de entrenamiento y mis necedades adquiridas con el tiempo pues ya han pasado 18 años desde que tuve en mis brazos al último de mis bebés...un varón.
Y vendrán los tiempos de dejar atrás los soldados, las batallas de lucha libre en la alfombra, el Fuerte arriba del árbol para dar paso a las trenzas y las muñecas.
Y se me corta el aliento de emoción.
Pues no me queda otra (junto a Papá Oso que no cabe en sí de dichoso) y porque así lo ha querido la vida que comience a preparar tu nido entre vuelitos y cuadrillé para recibir en la próxima primavera la llegada de mi Capullita de algodón, nuestra primera princesa.